Todos sabemos que la belleza o fealdad de un coche son atributos totalmente subjetivos, que dependen de varios factores como ser la época, la moda y uso, y fundamentalmente, el gusto del transeúnte opinador.
En la practica no hay autos feos.
Hasta los mas cuestionables como podrían ser el 2CV o 4L, tienen sus legiones de adeptos.
Además, cuando uno es el dueño y maneja un auto, se genera un vinculo que dificulta la imparcialidad opinativa.
Afortunadamente el coleccionismo a escala nos otorga cierta distancia con el automóvil, sin sensaciones de manejo que puedan confundir nuestras nociones.
Sin embargo, hay una variable que puede alterar nuestra percepción. Me refiero a la calidad de la reproducción.
Veamos:
Auto feo, reproducción buena = belleza
Auto feo, reproducción mala = asco
Créanme que no fué facil encontrar un modelo que cumpliera con tanta cuota de fealdad.
En una palabra, un auto feo cuya reproducción fuera un asco.
Pero lo encontré!
Con el perdón de los fans del óvalo azul,
acá empieza lo que quería mostrarles.
Hay autos que tienen alerones "cola de pato".
Este tiene un capot "pico de pato",
y no le queda bien.
El parabrisas parece tomado de un auto más chico, tampoco ayuda.
El interior, es tristemente miserable, teniendo en cuenta que es un un cabrio podrían haberse jugado con alguna pincelada o un calco que denote al menos un poco de esmero.
Asientos flacos, huecos, más tristeza.
Ah! obviamente los retrovisores laterales son apenas una alegoría.
La trompa es insultantemente sencilla.
No le gastaron ni en transparentes.
Y lo peor de todo son esos farolitos redondos y de otro color.
Ni hablar de la toma de aire con interior al tono.
Otra fealdad es el horroroso ruido que hace al rodar.
Mezcla de eje sin aceite y chasis demasiado rígido, aunque con cierto juego para los ejes.
Un ruido que casi hace doler los dientes.
El modelo esta firmado por New Ray y la compra data de 1995 en un Todo por Dos Pesos (se acuerdan?).
Ese fue mi error: comprar un auto sólo por el precio.
Yo creí que estaba comprando una ganga.
Pero al revés,
en realidad estaba vendiendo mi alma.
Vendiendo mi alma al precio de un autito.
Y lo que es peor: al precio de un autito tan feo.
Muchas noches tengo pesadillas en las que este auto me persigue.
Me me despierto con el pulso acelerado y mi cuerpo bañado en sudor.
La imagen del autito en la retina, aunque esté muy oscuro.
Es una verdadera maldición.
Juro que he tratado de sacármelo de encima por todos los medios.
Quise quemarlo pero el fuego lo repele.
Lo tiré por el inodoro pero tapé la cañería.
También lo he tenido en venta mucho tiempo y ofrecido a transeuntes y merodeadores, pero no lo quiere nadie.
Creo que moriré con él.
Una lástima.
En fin, agradezcamos a Diecast Central la iniciativa del auto feo.
De otro modo, este cuasimodo jamás hubiera llegado a inmortalizarse en la web.
Gaucho Man
el irrisorio
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